sábado, 3 de marzo de 2012

DEPRESION

“Mi vida es un desastre, no sirvo para nada, sé que tengo que hacer cosas pero ya las haré, no tengo apetito, no puedo dormir, no tengo ganas de salir, no quiero que me vean así,….”. Son pensamientos y conclusiones personales típicas de cuadros depresivos que se instalan en la mente de las personas llegando a provocar profundos sentimientos de desesperanza respecto a la realidad, uno mismo y el futuro. “No entiendo lo que me pasa, sé que debería pensar de otra forma, pero no puedo, me supera,....”

En mi consulta de psicología es común escuchar de pacientes frases como las anteriores y otras como “cuando estaba bien no entendía como había gente deprimida, pensaba que eso eran tonterías”. Efectivamente, es habitual que los problemas psicológicos no se entiendan hasta que uno mismo pasa por ellos.

La depresión se caracteriza por alterar de forma notable nuestra forma de pensar, nuestros sentimientos o emociones y nuestros hábitos o conductas hasta el punto que finalmente nuestra actividad y ocupación diaria se ve afectada y reducida. Cuando esto sucede, aparece uno de los principales factores de riesgo que mantienen o hacen empeorar la situación: aislarse y dejar de hacer cosas. “Cuanto peor me veo menos ganas tengo de salir, cuanto menos salgo más pienso, cuanto más pienso, peor me siento”. Estos peligrosos círculos viciosos hacen que de forma involuntaria uno cada vez llegue a peores conclusiones sobre sí mismo, el mundo, el futuro y los demás.

Si a ello le añadimos que, debido a la medicalización imperante en nuestra sociedad, suelen recetarse antidepresivos como churros sin tener en cuenta el principal componente psicológico del problema, nos encontramos, así sucede en mi consulta, con pacientes que han rotado durante años de médico en médico, de pastilla en pastilla sin que hayan recibido la orientación y el tratamiento adecuado. ¿¿Puede una pastilla modificar pensamientos, actitudes, sentimientos y conductas??. Como se suele decir, el sentido común, el menos común de los sentidos. O es que el sentido común se mide en euros para las poderosas industrias farmacéuticas??. O es que quizás no interese que pensemos mucho, mucho más cómodo y sencillo tomar una pastilla, depender de una pastilla para ¿estar bien?, depender de unas pastilla para no pensar, depender de una pastilla para dormir o estar ausente?....

Esto no quiere decir que esté en contra de la medicación, cuando ésta es indicada por el especialista que corresponde (psiquiatra) en determinados casos (depresiones graves) suponen un apoyo muy importante al tratamiento psicológico en curso durante un periodo de tiempo muy concreto, facilitando el mismo y reduciendo el tiempo de malestar.

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